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sábado, 15 de junio de 2019

La Sangre De Cristo


INTRODUCCIÓN. Cristo el salvador derramó su sangre hasta morir, y su sangre derramada nos ha acercado a Dios nuestro Padre. Son evidentes y poderosos los beneficios de la sangre de Cristo en el creyente. 

¿Cómo y cuándo se debe hacer uso de la sangre de Cristo? ¿quiénes pueden hacer uso de la sangre de Cristo? ¿Qué función tiene la sangre de Cristo?, ¿Qué beneficios brinda la sangre de Cristo? Estas y otras preguntas te serán contestadas en el contenido de esta enseñanza. 
 Nuestro organismo no puede sostenerse sin sangre, así también, la sangre de Cristo es indispensable para la vida espiritual en el hombre. 
La sangre en nuestro cuerpo cumple funciones como, llevar oxígeno a cada órgano, sea hígado, riñones, cerebro, páncreas, etc, y aún en las partes mas diminutas de nuestro cuerpo. A través del torrente sanguíneo también viajan nutrientes como vitaminas y minerales contenidos en la linfa. En el plasma de la sangre hay células de defensa contra infecciones. Los nutrientes llegan a cada órgano a través de los capilares por donde viaja la sangre, y estos nutrientes le dan su correcto funcionamiento.
La sangre de Cristo también nos aporta muchos beneficios, y sin ellos no tenemos vida espiritual, sin la sangre de Cristo el hombre está muerto.
Cita base: He.10:3-12.

CONTENIDO DE LA ENSEÑANZA.

I. EL PACTO ANTIGUO CON SANGRE DE ANIMALES.

Existe relación entre el cuerpo de aquellos animales con el cuerpo de Cristo, observemos el siguiente pasaje bíblico: He.13:11-12 "Porque el cuerpo de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta".
Comentario: según las ordenanzas dadas por Dios antiguamente para el ritual de la purificación del pueblo, el cordero que llevaba la culpa se mataba fuera del tabernáculo de reunión para que no contaminara el lugar (sentido espiritual). Cristo murió fuera de la puerta de  Jerusalén para santificar al pueblo mediante su sangre. Existe una gran diferencia entre el antiguo pacto y el nuevo pacto hecho con la sangre preciosa de Jesucristo. Los sacrificios que se hacían en el antiguo pacto no quitaban para siempre el pecado del pueblo, por eso los sacrificios de animales eran anuales, pero el sacrifico de Cristo se hizo una sola vez para quitar el pecado para siempre. Véase He.10:3-4.
He.8:12-13 " Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.  Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer".


II. BENEFICIOS DE LA SANGRE DE CRISTO.

Nos acerca a Dios. Ef.2:13 "Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo".

¶ Libertad para entrar al lugar santisímo. He.10:19.

¶ Nos mantiene en comunión con Dios. 1Co:10:16.

¶ Redención y perdón de pecados. (Remisión). Ef.1:7 "en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia". Véase Col.1:14/He.9:22.
Mt.26:28 "porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados".

¶ Su sangre nos da paz. Col.1:20 "y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz".

¶ La sangre de Cristo santifica, limpia y purifica. He.2:12-14 "y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre,
entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,  y las cenizas
de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?". (He.9:22).
1Jn.1:7 "pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".

¶ La sangre de Cristo quitó el pecado. He.10:11-12 " Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios".

 ¶ Su sangre sello el nuevo pacto. Lc.22:20 "De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama".

¶ Su sangre nos justifica (su sangre nos hace libres de culpa). Ro.5:9 "Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira".
¶ Su sangre nos dio vida. Jn.6:53 "Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros".

III. USO DE LA SANGRE DE CRISTO.

Bíblicamente conocemos el único uso de la sangre de Cristo. El poder de la sangre de Cristo actúa en el creyente para la remisión de pecados, de toda iniquidad.
Mt.26:28 "porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados".
La sangre de Cristo no debe ser utilizada para echar fuera demonios, porque Jesús enseñó: en mi nombre echarán fuera demonios. Mr.16:17. Tampoco debe ser usada para cubrir nuestros hogares o cualquier otro lugar, la Escritura enseña que los ángeles de Dios son enviados para guardarnos del mal, los ángeles sirven de custodia. Sal.34:7 “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.
No digas más me cubro con la sangre de Cristo. Porque le estarías añadiendo una función a la sangre de Cristo que no es bíblica. Debes saber usar la sangre de Cristo y solo es para limpiarnos, purificarnos de nuestros pecados. La sangre de Cristo nos libró de la muerte eterna, nos libró de condenación. Ten en cuenta que la sangre de Cristo no echa fuera demonios y no te guarda del peligro. Todo en la Escritura tiene su función y propósito. 

IV.¿ CUÁNDO HACER USO DE LA SANGRE DE CRISTO?

Ningún ser humano está exento de pecado, todos cometemos pecados, por eso la sangre nos limpia de todo pecado. Cuando sabemos que hemos cometido algún pecado, es necesario clamar a la sangre de Cristo para ser lavados, purificado, y así estar sin mancha delante de Dios. 1Jn.1:9-10 "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros".

✳ ¿QUIÉNES PUEDEN HACER USO DE LA SANGRE DE CRISTO?

Solo los convertidos, los creyentes en Cristo Jesús. La Escritura enseña que no todos son hijos de Dios. Cuando nos convertimos a Cristo somos adoptados, somos hechos hijos de Dios. Cuando reconocemos a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor es cuando nos convertimos en hijos e hijas de Dios, y somos sellados con su Espíritu Santo; entonces, es allí cuando podemos hacer uso de la sangre de nuestro Salvador.
Ap.1:5 "y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos , y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre".
 Es tan vital en nosotros clamar a la sangre de Cristo para perdón de pecados, porque Cristo aparecerá por segunda vez sin relación con el pecado; Cristo viene por una iglesia sin mancha, sin contaminación. (Ap.3:3-4).
He.10:28 "así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan".

V. ¿QUÉ SIGNIFICA TENER POR INMUNDA LA SANGRE DEL NUEVO PACTO?

Cuando el hombre vive constantemente en pecados, complaciéndose en el pecado y no durante un corto tiempo, sino que ha estado en pecados por largos años, su vida espiritual se encuentra en decadencia, provocando así que Dios actué en consecuencia de los pecados de la persona; porque la justicia de Dios es dada a conocer a todo hombre, sea para bien o para castigo. La palabra nos muestra que la paga del pecado es muerte, es condenación.
Las personas que conociendo del amor de Dios, de la palabra de Verdad, del evangelio de la Salvación, y viven bajo el yugo del pecado, practicando deliberadamente el pecado, están expuestos al juicio de Dios. La Escritura enseña:  He.10:28-31 " El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!".

Comentario: antiguamente en la ley que Dios dictó a Moisés para que instruyese a el pueblo de Israel, cualquiera que era sorprendido en adulterio, fornicación, moría apedreado, porque la ley dictaba que tenia que morir de esa forma. Ante el nuevo pacto el hombre que comete pecados no es juzgado por ningún hombre, sino por Dios mismo, y el castigo que Dios le da a los pecadores es terrible.

REFLEXIÓN.

Jesucristo nuestro Gran Sumo Sacerdote nos ha rociado no con sangre ajena, sino con su propia sangre, para que vivamos en libertad en el lugar Santísimo, en el lugar de la presencia del Señor.
La sangre pura y santa de Cristo nos dio vida, porque estabámos muertos en delitos y pecados. Su sangre nos santifica. (Mt.27:4/2Co.5:21/Jn.19:4).

El Espíritu de Dios da a conocer a Jesucristo para que vivamos en santidad, para que conociendo más y más de él, permanezcamos en él imitándolo a él, alcanzando cada día la estatura del varón perfecto, Cristo Jesús.

1Jn.3:5-6 "Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Todo aquel que permanece en él, no peca, todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido".

¡EL SACERDOCIO DE CRISTO ES  MEJOR!

He.7:24-28 " mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre".
El ministro del Santuario celestial nos ha bendecido por haber ofrecido su sangre, y hoy continua rociando de ella sobre todo aquel que la necesite.
  Sobre nosotros para perdón de pecados. 1P.1:2 "elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo...".

CONCLUSIÓN.
He.10:1-12 " Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados;  porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Por lo cual, entrando en el mundo dice:   Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: he aquí que vengo, oh Dios, para   hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),  y diciendo luego: he aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
  En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;  pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios".

¡La sangre digna que derramó el que ahora es el ministro del santuario celestial,  tiene poder para  limpiarnos de toda mancha! 
¡Damos honor y gloria al que es más sublime que los cielos!

Bendecidos..!

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 María Masmela 

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