INTRODUCCIÓN. El cristiano debe conocer al
Espíritu Santo para entender su obra, para entender su personalidad y Deidad.
Los nombres que se le otorgan en las Escrituras son la muestra de su naturaleza
y esencia Divina.
CONTENIDO DEL SEMINARIO PNEUMATOLOGÍA. PARTE IV.
NOMBRES
DEL ESPÍRITU SANTO SEGÚN SU NATURALEZA DIVINA.
✳ EL ESPÍRITU
SANTO.
Por
su naturaleza es Santo, es decir puro, que no se ha contaminado ni se
contaminará, no hay pecado en él. Hch.10:38 “cómo Dios ungió con el Espíritu
Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y
sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. (Jn.1:33/Hch.28:25-28/Is.6:1-13/Lc.11:13).
*El
Espíritu Santo es autor de toda santidad en el creyente.
✳ EL CONSOLADOR.
El
Espíritu Santo asume este rol Divino luego de la ascención de Cristo quien fue
el primer consolador. El hombre necesita un consolador y es el Espíritu Santo. Jn.14:16
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre”. Jesús rogó al Padre para enviar al Espíritu Santo “el
consolador”. Jn.14:26 “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre
enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo
que yo os he dicho”.
*Consolador:
del griego “paracleto”, se traduce como “ayudador” o “consejero”.
Comentario: el Espíritu Santo ayuda al
creyente; él nos hace vivir en santidad, nos redarguye y convence de pecado,
justicia y juicio. Es nuestro consejero,
nos habla y exhorta. El consolador nos
revela, nos ilumina en el conocimiento de Cristo, nos ayuda bajo diferentes
circunstancias. El E.S interviene en nuestras emociones y sentimientos, nos brinda
amor, llenando espacios vacios en los corazones. Esto solo lo puede hacer el
Espíritu Santo como nuestro consolador. El hombre no necesita del alcohol, o
las drogas o placeres para sentirse bien, para sentirse diferente, solo
necesita al Espíritu Santo en su vida. Un creyente no puede estar sin el
consolador, Cristo lo envió para que esté con nosotros para siempre. Esa
sensación de paz que recibimos cuando aceptamos a Cristo, ese cambio, no solo
lo produjo Cristo sino que fue una obra en conjunto; “el Espíritu Santo y
Cristo obrando en el creyente”. El consolador nos da consuelo en medio de
tantas vivencias, es necesario permanecer con él, y es que el propósito de Dios
es que tengamos gozo en este mundo. El creyente no está solo: Cristo dijo: Jn.14:17
“No os dejaré huérfanos...” Tenemos nuestro Consolador.
Is.11:2 “Y reposará sobre él el Espíritu de
Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de
poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”.
✳ EL ESPÍRITU
DE VERDAD.
En
él no hay engaño ni mentira. Jn.14:17 “el Espíritu de verdad, al cual el mundo
no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. Solo el creyente disfruta de
este regalo tan hermoso como lo es el Espíritu Santo en nuestras vidas.
Comentario:
el Espíritu de Verdad guía a toda verdad, a toda revelación verdadera, a toda
profecía verdadera, él nos revela las cosas que habrán de venir, todas basadas
en la misma Escritura.
Jn.16:13
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque
no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir”.
El
E.S es el autor de la inspiración de las Escrituras, y la palabra es la verdad.
¡Que
poderoso es!. Si usted quiere gozar de este privilegio acepte a Cristo como su
salvador, entonces el Espíritu Santo morará en usted.
✳ ESPÍRITU DE
DIOS.
Mt.12:28
“Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha
llegado a vosotros el reino de Dios”.
*Es
realmente Espíritu de Dios por su poder por su naturaleza que está por encima y
que es mayor, más fuerte que cualquier otra.
*El
Espíritu Santo es el Espíritu de Dios por todo lo que es, por toda su esencia,
por toda su obra en el hombre y en la creación.
Ex.31:2-3
“Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la
tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en
inteligencia, en ciencia y en todo arte”. Véase. (Ef.4:30/Gn.1:2).
✳ ESPÍRITU DE
GRACIA.
He.10:29
“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y
tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere
afrenta al Espíritu de gracia?”.
Ésta
es su propia Gracia.
*Gracia.
En el N.T gr “Charis”. Tiene diversos sentidos y en plural expresa gratitud, atracción,
encanto.
Comentario:
ahora el Espíritu de Gracia es quien derrama en nosotros el espíritu de gracia,
que en este caso es la gratitud a Dios, la atracción a Dios. El Espíritu Santo
hace que sintamos esto por Dios, hace que el creyente se enamore de Dios.
Su
Gracia es mayor que la que nos da Dios. Su Gracia conquista los corazones de
los hombres haciéndolos volverse a Dios, obra para que el hombre inconverso se
acerque a Dios, esa Gracia poderosa solo la tiene el Espíritu Santo.
Zac.12:10
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén,
espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y
llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se
aflige por el primogénito”.
*La
Gracia de Dios es la Gracia del Espíritu Santo: Tit.2:11-13 “Porque la gracia
de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que,
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”.
✳ ESPÍRITU DE
VIDA.
*El
Espíritu Santo es dador de vida, así como Cristo y Dios son dadores de Vida.
El
Espíritu Santo da vida eterna:
Ef.2:5
“aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos)”.
Ro.8:2
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte”.
*No
solo es dador de vida eterna sino que también da vida al hombre.
Gn.2:7
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.
Dios
es dador de vida, Cristo el verbo es dador de vida y Espíritu Santo es dador de
vida, recordemos las palabras en el mismo libro de Génesis, “hagamos al hombre
a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza”. Aqui estaban actuando los tres.
Véase Gn.1:26.
✳ESPÍRITU
SANTO DE LA PROMESA.
El
Espíritu Santo había sido prometido desde el antiguo testamento. Jl.2:28 “Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros
hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes
verán visiones”.
Cumplimiento:
Hch.2:1-3 “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y
de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos”. Véase
(Hch.2:3,6;4:31).
✳ ESPÍRITU DE
CRISTO.
Ro.8:9
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
no es de él”.
*El
Espíritu de Cristo es el Espíritu de Dios. Somos de Dios cuando tenemos al
Espíritu Santo en nosotros.
*El
Espíritu de Cristo nos da la libertad, nos hace libres de esclavitud.
2Co.3:17
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad”.
*Podemos
apreciar “la Deidad del Espíritu Santo” en este pasaje de la segunda carta a
los corintios capítulo 3 versículo 17.
✳ ESPÍRITU DE
ADOPCIÓN.
Ro.8:15-16
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:
!!Abba, Padre!.
El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”.
Comentario:
Cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón, el Espíritu Santo nos adopta, nos
hace miembros de la familia de Dios. Ef.2:19 “Así que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios”.
Es
por el Espíritu Santo que nos convertimos en hijos de Dios, es por él que
podemos clamar ¡Abba, Padre!.
CONCLUSIÓN.
Gracias al Espíritu Divino, gracias a sus poderosas obras el cristiano
experimenta grandes cambios en su vida, experimenta paz en su alma, gracias a él
no estamos huérfanos, tenemos un consolador, tenemos un Padre y Señor. Gracias
Espíritu Santo de Dios por morar en nosotros y estar con nosotros, gracias por
el poder que nos das para hacer las obras que Jesús llevo a cabo porque estabas
con él.
Bendecidos..!
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